Esta mañana el reloj marcaba las 3:45 a.m y la lluvia me despertó a mi ritmo favorito. La calidez de las sabanas me invitaban con ellas pero tenia que salir, un compromiso. Maquillaje y laca, unos pantalones y una chaqueta, el paraguas y unos tacones, el reloj avanzaba sin preámbulos y ya eran las 5:45.
Corrí a la estación del bus, la lluvia me seguía y mis zapatos dejaban un rastro de ella al avanzar, debía pasar el puente a pie antes de llegar a mi destino, con esa furiosa brisa me abría paso con mi paraguas en mano, en soledad solo la lluvia acompañándome y escucho tu voz.
¿Alucinación? Por supuesto que no, eras tu ahí en la soledad, vaya costumbre la tuya de aparecer sin avisar. Sonreí y tu también lo hiciste mientras te acercabas a mi. Actuaste como si no me conocieras, como si fuera la primera vez que nos veíamos y yo te seguí la corriente, nos presentamos y tu besaste mi mejilla. Quizá estaba conociendo una nueva versión de ti, la que no tiene miedo de amar.
Después te alejaste de mi, con las manos en los bolsillos de tus pantalones, dejando mi mundo hecho un desastre, un completo caos.
Un motivo mas para amar la lluvia, tu recuerdo.
Con amor, Anónima.
