Estoy inquieta, con un nudo en el pecho como cuando estoy en la cima de una montaña rusa, ese momento antes de bajar a toda velocidad, jugando con los lapices y siguiendo el ritmo de los segundos. Tomo mi abrigo y la mochila, el reloj marco la cinco y necesito verte.
Me despido de todos y avanzo a la salida con el único deseo de abrazarte. Al doblar la esquina diviso el lugar en el que quedamos y hay tantas personas... No importa, te identifico en un instante, recostado en la pared, con la mente en las nubes y un cigarrillo en los labios. ¿Eres real? Respiro y trato de tranquilizar mis sentimientos, me acerco lentamente y sonrió cuando me notas, mientras tu retiras el cigarrillo y me abrazas ¿Esto es real?
Mi lugar es en tus brazos, ahí entre el gentío y la avenida, sin preocupaciones ni mentiras, siendo un nosotros bajo las brillantes y descoloridas luces, perdidos en sentimientos, prendiendo fuego en el interior...
Tu prendiéndole fuego a mi corazón.
Con amor, Anónima.
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